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Controlemos la Autoestima

Todos tienen móvil menos yo

Los niños de 10 a 12 años, comienzan a adquirir una serie de conocimientos, y acceder a información de todo tipo fácilmente. Este, y otros factores, influyen en su comportamiento y desarrollo, a través de miles de herramientas de las que dispone a su alcance desde muy temprana edad. En este bloque, se profundizará en problemas en los que puedan estar enfrascados niños con estas edades.

Problemas educativos: niños de 10 a 12 años

Una tecnología dominante


El teléfono móvil es fundamental hoy en día para comunicarse y socializarse, ya que, nos encontramos ante una sociedad muy avanzada tecnológicamente, y cada vez más. Incluso, indispensable ya que está formando parte de nuestra vida cotidiana y está siendo indispensable para la mayoría.
Son muchas las dudas y preocupaciones, acerca de cómo los niños utilizan las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.

Hoy por hoy, nos encontramos con una nueva generación que se adapta fácilmente a este mundo tecnológico. Por ello, a continuación podremos aclarar algunas de las dudas o preguntas frecuentes y comunes, que seguramente se han planteado como padres y madres.


¿Es necesario que los niños de 10 a 12 años tengan móvil?, ¿Cuál es la edad apropiada para empezar a tener teléfono móvil? ¿Qué riesgos puede acarrear, y qué beneficios se pueden obtener?, ¿Es lo suficientemente responsable para utilizar este tipo de tecnología?...

Bien es cierto, que en la actualidad corremos muchos riesgos indeseados  al salir de casa, ya que podemos vernos envueltos en situaciones peligrosas. Este, sería uno de los motivos por los cuales muchos padres compran un teléfono móvil a sus hijos, para poder comunicarse y localizarlos en cualquier momento. De esta forma, los padres se sienten más seguros cuando sus hijos  están fuera de casa.


Sin embargo, la mayoría de los niños ven el teléfono móvil, como cualquier otro aparato para disfrute y ocio.  El argumento que por norma general, utilizan los niños, para reclamar a sus padres y justificar de alguna forma que lo necesitan, es como el propio título indica: “todo tienen móvil, menos yo”. En numerosas ocasiones, los niños quieren un móvil simplemente porque la mayoría de sus amigos/as y sus compañeros/as poseen uno.




















 

Ellos  desean tenerlo para sentirse miembro de un grupo, para no sentirse desplazado/a o diferente. Por tanto, no debemos comprar un móvil, bajo ningún concepto, por este motivo. Si su hijo/a considera el móvil como cualquier otro aparato tecnológico para el uso de juegos, no es recomendable su compra, y mucho menos su utilización. Aunque, la edad apropiada para tener teléfono móvil oscila entre los 10 y los 12 años, debemos antes que nada, educar a nuestro/a hijo/a, de manera que tome consciencia de para qué sirve un teléfono móvil, y por qué motivo lo ha adquirido.


Asimismo, a muchos de los niños no se les dan unas pautas previas, o normas para el uso adecuado del teléfono móvil. Este suele ser el principal motivo, que influya en el desarrollo de una mala y excesiva utilización, consecuente de un vicio.  La mensajería instantánea y los juegos, pueden llegar a crear una dependencia extrema en los/as hijos/as, como cualquier otro aparato tecnológico, por ello, debemos evitar este tipo de situaciones, y así no perjudicaremos la salud y el bienestar del niño.


Los padres cumplen un papel fundamental en esta tarea, deben de ser conscientes, de la posible aparición de una postura dependiente en sus hijos/as, que puede aparecer sino se les educa adecuadamente fomentando los valores fundamentales en él/ella.  Es así, como los padres acaban siendo los principales responsables de que se den este tipo de acciones y situaciones. 



Los niños, al tener móvil se sienten más responsables e independientes. Por esto, siempre debemos de estar atentos al uso adecuado, sin crear un excesivo control sobre ellos/as, ya que de esta, forma tampoco actuaríamos correctamente.


Es muy importante, que en el momento de decidir si sus hijos/as están o no preparados para adquirir un teléfono móvil, se tenga en cuenta, la personalidad y madurez que poseen, ya que la edad solo es un número orientativo, las acciones dicen más sobre qué tipo de niño/a es.


Siguiendo en la misma línea, les proporcionamos una serie de consejos que  pueden ayudar y facilitar la integración en esta nueva etapa tecnológica.

 

Consejos para los padres:​


- Tener en cuenta el perfil y características personales de cada niño/a, a la hora de comprarle un teléfono móvil, y si es posible, alargar el mayor tiempo posible la edad de posesión del móvil.



- Determinar conjuntamente con los/as hijos/as, normas de uso; espacios y tiempos. Por ejemplo, acordar un horario en el que puedan utilizarlo y los espacios a los que pueda acceder con el teléfono móvil.



- Establecer una buena comunicación entre padres e hijos/as, ya que de esta forma, podremos estar tranquilos sabiendo que confían en nosotros, y seremos aquellos a quien acudan, ante cualquier situación de peligro.

- Preocuparse por construir una buena educación de cara a la utilización del móvil, y no verlo como un obstáculo y problema.

En estas edades es muy frecuente encontrarnos con problemas de autoestima, ya que durante estos años, los niños pasan una etapa importante en el desarrollo, y esta se ve afectada por diversos factores.
 

La autoestima, es el concepto que tenemos de nosotros mismos. Lo que pensamos, nuestras habilidades, el respeto propio y el valor. Es necesario y nuestro deber como padres, enseñarles a los niños a aceptarse tal y como son, aceptar sus virtudes y defectos, y aprender a vivir con todos ellos.


Los niños deben de aprender a cultivar una buena autoestima, y es ahí, donde los padres tienen una tarea fundamental en este aspecto. Deben de ayudar y cooperar con los hijos,  para que de esta forma,  aprendan a quererse a sí mismos, y a adoptar una capacidad de valentía y lucha, que les muestre cómo superar sus obstáculos.
 

Por norma general, tendemos a relacionar el concepto de autoestima con falta de autoestima. Sin embargo, también puede existir una excesiva autoestima.  Para ello, es  necesario controlar el nivel de autoestima, ni más ni menos, sino en su justa medida. Ya que todo en exceso es malo.
 

¿Cómo detectarlo?
 

Los niños con baja autoestima, no suelen solicitar ayuda cuando lo necesitan, por ejemplo, cuando no son capaces de realizar alguna tarea por sí mismos. Y en vez de pedir apoyo, tienden a mostrar una actitud de mal comportamiento, como por ejemplo: hacer burlas, interrumpir, no dejando hablar, molestar a los demás, poner excusas, etc.

Sin embargo, un niño con una autoestima adecuada, si necesita ayuda no tiene ningún problema en pedirla, ya que no se avergüenza de ello. Es necesario, intentar cambiar este tipo de actitudes, por otras más favorables y  convenientes para el desarrollo y aceptación del niño.


Consejos para los padres:


1. Es muy importante las actitudes y comportamiento de los padres frente  a los hijos, ya que son su punto de referencia. Por eso es importante, en primer lugar, corregir nuestros errores o fallos, ya que el reflejo de los/as hijos/as son sus progenitores, su grupo de iguales.



2. Demostrar cariño y afecto. Es necesario que el niño se sienta querido y apreciado por su familia. Suele pasar en muchas ocasiones, que los niños con una baja autoestima provengan de familias desestructuradas. ​



3. Reconocer o premiar las actitudes y buenos comportamientos, y aquellas cosas que hace bien, y no incidir continuamente en aquellas que hace mal. Aunque sí debemos de tener en cuenta, en no caer en el error de elogios peligrosos, ya que así conseguiremos el efecto contrario, desarrollará un fuerte ego, y de esta forma haremos creer al niño que es el mejor de todos. Y lo que queremos conseguir, es que se sienta  igual  y con las mismas capacidades que los demás a la hora de conseguir sus objetivos.



4. Apoyar y acompañar a nuestro/a hijo/a en las tareas escolares, ayudarle a cumplir sus objetivos, y estar al mismo nivel que el resto de sus compañeros de clase.



5. Un aspecto importante, y en el que muchos cometen el error, es cuando nuestro/a hijo/a comete un acto indebido, y se le regaña, haciendo alusión a su persona y no a la acción cometida.

6. Tampoco debemos de caer en el error de compararlos con otros niños, ya que de esta forma, se sentirá inferior a los demás.



7. Es necesario conocer bien el carácter de nuestro/a hijo/a, éste dependerá en gran medida de su comportamiento, y por consiguiente, de su autoestima.​
 

Los problemas de atención son muy frecuentes en los/as niños/as, sin embargo este problema puede mejorar con la edad y con el esfuerzo de los padres y madres.


Uno de los factores que influyen a la falta de concentración es la continua actividad de los niños, por ejemplo: juegan con el ordenador, ven la tv, juegan en el parque, etc. Esto hace que esté en una actividad constante, y a la hora de sentarse a estudiar, les requiere un esfuerzo inmenso y no se vean capaces de continuar.


Por este motivo, es importante y necesario que padres y madres tengan en cuenta el tipo de actividades, que las alternen en función de la capacidad que requiere cada una de ellas, ya que si los/as niños/as están la mayor parte de su tiempo en activo, les supondrá un esfuerzo sentarse a realizar las tareas escolares. Otro motivo es la monotonía, ya que  puede provocar una falta de motivación y a su vez una falta de concentración a la hora de realizar dichas tareas o deberes.

Este problema aunque sea muy común entre los niños/as de entre 10 y 12 años, debe ser solventado, ya que la concentración es esencial para un buen funcionamiento del proceso de desarrollo y aprendizaje de todo/a niño/a.


No a todos los niños les supone un esfuerzo excesivo el concentrase a la hora de realizar la tarea escolar, siempre a unos le cuesta más que a otros. Pero es posible su solución con un aprendizaje adecuado.


Otro de los aspectos que es importante destacar, es que muchas veces la falta de concentración puede estar relacionada con asuntos emocionales, y aquí es dónde los padres deben de estar alerta, y darse cuenta que aspectos o problemas afectan emocionalmente a nuestros hijos y provocan esta falta de concentración. Ya que la falta de atención en los estudios, provoca un rendimiento bajo.


La atención y concentración se aprende con el tiempo, por este motivo debemos de ayudar a los/as niños/as para que la ejerzan con diferentes técnicas o ejercicios.


¿Cómo detectarlo?


Algunos de los síntomas o comportamientos, que podemos identificar, para comprobar que existe un problema real, y no se trata de una simple desorientación o desconcentración, son los siguientes:


- Su  hijo/a pone excusas a la hora de realizar actividades que requieren una mayor tranquilidad.


- Hace comentarios de otro tema, del cual no estamos tratando en ese momento.


- Con cualquier ruido se distrae y pierde por completo el hilo de la tarea.


- Si hay alguien a su lado, comienza a hablarle y deja de hacer la tarea.


- Le cuesta escuchar y prestar atención
.



- No se puede estar ni un minuto quieto, sentado/a en la silla.


La clave está en intentar evitar en la medida de lo posible, momentos o factores que influyan y entorpezcan la concentración del niño/a. Para ello, en primer lugar deberemos crear un  ambiente de estudio fundamental para que desarrolle su concentración.

Existen diversas maneras de ayudar a nuestros/as hijos/as con este problema,  a continuación veréis una serie de consejos que podrán facilitar esta labor.

 


Consejos para los padres:


- Antes que nada si creemos detectar que nuestro hijo/a tiene problemas de concentración debemos de contactar con un pediatra.



- Es fundamental que el/la niño/a se encuentre motivado.



- Dominar los hábitos y tiempos de estudios y juegos.

- Que el/la niño/a sienta nuestro apoyo y ayuda.



- Implicación de los padres para un mejor autocontrol del niño/a.

- Hacerle ver al niño/a que está perdiendo la atención.



- Sentarnos a leer con él/ella y cronometrar el tiempo, de esta forma podremos ver su evolución.

- Crear una rutina de trabajo.

Problemas de la Dislexia




Antes que nada, deberíamos saber a qué nos referimos con el término dislexia.
La dislexia es una anomalía que dificulta o impide el aprendizaje, en concreto, la compresión lectora y una correcta escritura. Este problema se detecta a partir de los 8 años, que es cuando los niños comienzan a leer y escribir, pero a los 10 años es cuando se confirma o se hace clara este tipo de anomalía.


Es un problema muy frecuente, así que no tiene porque asustarnos o preocuparnos demasiado, ya que se da a menudo en la etapa escolar y los índices y estadísticas marcan que un 10% de los niños lo padecen, además, es más frecuente que se de en niños que en niñas.


Existen diferentes formas y niveles  de dislexia, además los síntomas varían a menudo, según crece el niño. Por eso, es necesario detectarlo a tiempo ya que a partir de los 12 años estas alteraciones limitan gran parte del aprendizaje, viéndose afectadas la memoria, el habla y el vocabulario.  De esta forma, se verá afectado su rendimiento escolar condicionado por esta anomalía, por lo que le provocará un sentimiento negativo y pesimista ante la situación.

 
¿Cómo detectar que nuestro hijo/a presenta este tipo de anomalía? ¿A qué se debe? ¿Cuál es su causa? ¿Qué síntomas o comportamientos debo de tener en cuenta?


Para detectar la dislexia debemos de tener en cuenta diferentes aspectos como: la expresión oral, la expresión escrita, la lectura y la desorientación del espacio. 
Las características más frecuentes de la dislexia en niños/as de entre 10 y 12 años son:


En la expresión oral: tienen dificultades en la compresión verbal, y además confunden el tiempo verbal. La escritura suele ser bastante pobre y les cuesta mucho recordar información.


En la expresión escrita: no agarra bien el lápiz, alteran el orden de las palabras, letras y números, poseen una mala ortografía y caligrafía.


En la lectura: el ritmo de lectura es bastante lento, y también alteran el orden las palabras.


Y en cuanto a la desorientación espacial: tienen grandes dificultades para distinguir determinados aspectos: entre la derecha y la izquierda, arriba y abajo, delante y detrás, etc.


En definitiva, si su hijo/a pone excusas a la hora de leer y escribir puede ser un claro síntoma de dislexia, y no una postura vaga o desobediente, claro que no siempre esto es así. Ya que para un/a niño/a con esta anomalía, supone muchas veces un trauma. Para ello existen programas especiales de apoyo y específicos, que pueden poner fin a la dislexia.


Una de las causas de la dislexia es debido al inadecuado funcionamiento del hemisferio izquierdo del cerebro, precisamente esta es la parte que se encarga de los procesos del lenguaje, tanto hablado como escrito. También algunas de las investigaciones, apuntan a que éste se debe a causas hereditarias.


Como en todos los ámbitos y etapas de los/as niños/as, los padres y las madres juegan un papel fundamental e importante para su desarrollo personal e intelectual. Además, el apoyo de padres y madres es imprescindible para que los/as niños/as puedan afrontar los distintos problemas con lo que se pueden encontrar a lo largo de su vida. A continuación, se darán una serie de recomendaciones y consejos para que usted ayude a su hijo/a en la medida de lo posible.
























Consejos para los padres:


-Si detectamos los síntomas o comportamientos, que se han nombrado con anterioridad debemos consultarlo con el pediatra del niño/a, para que nos de un diagnóstico.


-Es necesario que los familiares del niño/a lo apoyen y lo motiven.
-Debemos hacerle ver al niño/a que no se trata de un problema de inteligencia.


- Debemos de ayudarles a la hora de hacer la tarea y explicarles lo que significa los nuevos conceptos.


- Sería conveniente leer todos los días con su hijo/a, los libros que él/ella prefiera.

¿Tiene problemas de atención?

La Dislexia. Un problema común

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