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¿Tienen miedo a la oscuridad?

Nuestro/a hijo/a es hiperactivo/a

A partir de los 6-7 años, comienzan apercibirse problemas en nuestros/as hijos/as. Al no saber encarar determinadas situaciones, tendemos a olvidar dicho problema o ignorarlo, haciendo que no existe y esperando que desaparezca por sí solo. En este y los siguientes bloques por edades, intentaremos ayudar a paliar estas problemáticas. 

Problemas educativos: niños de 7 a 9 años

Hay casos, en que los padres han pensado que su hijo/a es demasiado inquieto/a para su edad, es desobediente, nunca escucha, no presta atención a lo que le dicen, no permanece quieto ni un segundo, y cambia de actividad tan pronto como la empieza. Además, en el colegio sus profesores confirman el mismo malestar con el añadido de su dificultad para relacionarse con sus compañeros.

 

El término “hiperactividad”, se utiliza para describir a una clase de niños que presentan un comportamiento especial, diferente de la mayoría, a los que se considera “normales”. Los niños hiperactivos tienen una inteligencia normal, pero se mueven continuamente. El principal trastorno es el llamado "Déficit de atención".
 

Por otra parte, hay que tener en cuenta que son niños con mayor dificultad a la hora de educar, ya que en muy pocas ocasiones, pueden mantener su atención fija en algo, durante un prolongado periodo de tiempo, con lo que suelen tener problemas de rendimiento escolar a pesar de tener un cociente intelectual normal.
Por norma general, este problema suele percibirse con mayor claridad al final del primer ciclo de primaria, y a principios del segundo ciclo (7-9) años.


¿Cómo ayudarle?


En numerosas ocasiones, nos preguntamos el cómo solucionarlo, cómo ayudarles a reducir su hiperactividad, ya que una cura final no es del todo posible. Por tanto, disponemos de tres tratamientos para su apoyo: el farmacológico, el psicológico y el educativo:

Farmacológico: los medicamentos que se utilizan son un buen apoyo, mientras se combinen con procesos de enseñanza para que el niño aprenda a regular su conducta.



Psicológico: los padres juegan un papel fundamental, ya que ante todo han de crear un ambiente familiar estable, con unas normas conocidas y explícitas. Las técnicas psicoterapéuticas que se aplican están destinadas a mejorar el ambiente familiar y escolar, favoreciendo una mejor integración del niño, a la vez que se le aplican técnicas de modificación de la conducta.


Educativo: una manera efectiva de modificar el comportamiento del niño es a través de la ayuda educativa con premios o castigos.
Asimismo, ha de tenerse en cuenta, que sus comportamientos suelen generar conflictos en la familia, desaprobación y rechazo.

















Consejo para los padres


En primer lugar, es muy importante saber de antemano, que si en el hogar o la escuela se riñe exageradamente a un niño hiperactivo, puede estar fomentando un déficit de autoestima por su parte, (sobre todo si es criticado por todo lo que hace), además, alimentan el trastorno, ya que el pequeño acabará por no esforzarse por comportarse bien, pues verá que siempre acaban regañándolo haga lo que haga.

 

Por otro lado, es relevante el hecho de cuidar el entorno del pequeño, así como el modo de tratarlo, ya que los síntomas de la hiperactividad pueden agravarse.
 

Por último, y no menos importante, es imprescindible aprender a controlar la conducta del niño, es conveniente acudir a cursos o seminarios para aprender estrategias educativas eficaces, así como para conocer a otras familias que se encuentren en una situación similar.


“No prepares el camino para el niño, prepara al niño para el camino”

En numerosas ocasiones, padres y madres se hacen una pregunta muy habitual, ¿de dónde surge el miedo a la oscuridad? En relación a esto, hay que tener en cuenta diversos factores.

 

Por un lado, se puede dar el caso de que en gran cantidad de libros, cuentos o películas, el protagonista que ejerce el papel de malo, aprovecha la protección de la oscuridad para cometer sus fechorías. Por tanto no es de extrañar, que antes o después los niños manifiesten cierto temor ante ella. Además, en estas edades su fantasía es desbordante y no acaban de distinguir bien la realidad de la ficción, lo que les crea cierta confusión.
 

Partiendo de esta idea, suele suceder que durante la noche al producirse el momento de estar solo/a y sin el padre o la madre, el niño/a agarra este temor para asociarlo a la llegada de “algún malo” a la casa.
 

En resumen, los/as niños/as asocian este tipo de situaciones o elementos a la oscuridad, de ahí que la teman posteriormente.
 

¿Cómo ayudarle?
 

La mejor forma de acercarse a los/as niños/as es a través del ocio y el entretenimiento. Se pueden plantear juegos populares que impliquen abordarlos con confianza y valentía, por ejemplo el juego de la gallinita ciega, ponerle la cola al burro, reventar una piñata, etc. Este tipo de actividades permite a los/as niños/as interactuar con lo que les rodea sin utilizar el sentido visual, pero sí la orientación, un aspecto que cultiva la confianza en sí mismos/as.

Además se puede jugar con ellos/as en la oscuridad durante el día, con las persianas bajadas. De esta forma, ayudará a los/as niños/as a disfrutar con juegos que en otro ambiente no se atreverían, tales como la búsqueda del tesoro o adivinar lo que nos rodea con los ojos vendados.
 

Asimismo, existe otra serie de elementos que pueden formar parte de esa rutina. Por ejemplo, se da el caso en que a muchos/as niños/as les relaja o proporciona confianza el dormir con un peluche. Un buen método para evitar este tipo de situaciones, sería arropar los/as hijos/as en la cama, darles un beso de buenas noches, relatarles un cuento y hablar de lo que harán juntos al día siguiente, de este modo la distracción por lo nuevo, sustituirá el pensamiento anterior y asegurará su descanso.
 

Es de vital importancia evitar ambientes en las que el niño o la niña se exponga ante situaciones que alimenten su miedo, ya sea viendo películas o programas televisivos con temática de terror, o escuchando historias que pudieran asustarle.



























Consejo para los padres


 Es importante crear una rutina de sueño agradable y tranquilo.


 Evitar cuentos, relatos o películas que puedan despertar miedo en los/as niños/as, especialmente justo antes de irse a dormir.


 Si los/as niños/as sufren pesadillas, no se debe encender la luz para calmarles. Se les puede calmar con la luz del pasillo encendida, para que no asocie luz a tranquilidad.


 No amenazar con objetos o situaciones que le den miedo, si su comportamiento no es adecuado en un momento dado.


 Recurrir a cuentos infantiles publicados en la web o impresos sobre este tema, para permitir que se sienta identificado/a con ese personaje, o aprovechar las ideas del personaje para superar su miedo.


No es conveniente forzarle a hacer algo que no quiera en un espacio oscuro, por más que sea con el supuesto fin de vencer sus miedos.

​Cuando un/a niño/a  ya aprendió a controlar la orina y vuelve a mojarse, se trata de un “retroceso”, que está generalmente relacionado con cambios en el medio ambiente familiar.

De este modo, puede deberse a una mudanza, al nacimiento de un/a hermano/a, un duelo, cualquier acontecimiento lo suficientemente importante o estresante como para conmoverse y motivar inconscientemente esta regresión.


Normalmente suele darse con el nacimiento de un/a hermano/a, se percibe cuando nuestro/a hijo/a empieza a sentir celos hacia él o ella y comienza a llamar la atención al sentir que ya no son el único centro de atención.


Lo primero que han de saber, es que se debe a un fenómeno involuntario y castigarle o regañarle solo alimentará su inseguridad y reforzará la conducta.


¿Cómo ayudarles?


• Un método muy útil es diseñar un calendario y dejarlo a la vista en su habitación. Cuando pase la primera noche sin orinarse se le puede pegar una estrella o una "cara feliz" en el día en que ocurre y se premia el logro.


• Cuando el niño/a esté motivado para enfrentar esta situación es aconsejable llevar un calendario para anotar las noches secas, y celebrar por cada vez que ocurra.


• El baño en el que orine debe estar bien iluminado durante la noche. Dígale que repita antes de acostarse, como ejercicio mental, ‘debo ir al baño’.


• Poner un plástico sobre el colchón para evitar que traspase la orina, nunca le ponga pañal, porque esto solo oculta el problema.


• Instruir al niño/a recordándole que si moja la cama tendrá que cambiar las sábanas.



Es aconsejable hablar con su hijo/a sobre el funcionamiento del cuerpo, al tiempo que animarle, promover su positividad y su posterior evolución con el problema, y festejando aquellas ocasiones en las que no moja la cama.



















Consejo para los padres:



• Nunca reñir o castigarle por haberse orinado, al contrario, se le debe tratar con cariño y comprensión.


• Una reacción violenta puede crearle angustias e inseguridades, retrasando la cura y llegando a repercutir en otras esferas de su vida cotidiana (escuela, relaciones con sus compañeros/as...).


• Limitar el consumo de líquidos antes de ir a dormir.


• Estimularlos para que vayan al baño antes de acostarse.


• Despertarle durante la noche para que puedan vaciar la vejiga.


• Elogiarles las mañanas que amanecen secos.

Es habitual en los/as niños/as, que en determinadas ocasiones intenten traspasar los límites que les marcan los padres, y lo lógico es que se den situaciones de enfrentamiento que derivan en numerosas discusiones, hasta ver resuelto el problema y enseñarles a comportarse de la manera correcta.

 

Por norma general, sobre los 8 años los/as niños/as suelen discutir y rebelarse ante las exigencias o normas impuestas por sus padres. El principal motivo es que su capacidad de razonamiento está en pleno desarrollo, y a menudo la ponen a prueba.


Los padres tienden a prestar mayor atención a los comportamientos inadecuados de sus hijos/as, ya sea para regañarles o castigarles, que a los comportamientos idóneos y adecuados. Esto conlleva a que los/as niños/as se nieguen a cumplir las normas con el fin de llamar la atención.



Indicadores de la desobediencia.


- No escucha ni presta atención cuando se le habla.
- Hay que repetir todo constantemente hasta que lo hace.
- Abandona la mayor parte de sus acciones.
- No se entretiene con nada.
- Es muy despistado/a, se olvida con facilidad que sus quehaceres.
- No sabe organizar sus tareas ni su tiempo.
- Necesita atención y supervisión continua.
- Su desobediencia o rabieta son normalmente intensas o continuadas.
- No para de moverse ni se tranquiliza en ningún momento.
- Desafía a los mayores.
- No se atiene a ninguna norma.


¿Qué hacer en estos casos?


Los niños/as pequeños necesitan recibir recompensas y castigos por todos sus comportamientos.
Ha de tenerse en cuenta que aprenden a hacer, sentir y pensar aquello que observan y oyen, antes que las órdenes que recibe.


Por otra parte, si ignoramos al niño/a cuando realiza alguna acción inadecuada, estaremos favoreciendo que deje de comportarse de esa manera. Si por el contrario,  reforzamos su ego y comportamiento, atendiendo a sus acciones, ya sea dándole ánimos o besos, riéndole las gracias, castigándolo sin él/ella saber el porqué, o desesperamos inquietos ante su actitud, conseguiremos el efecto contrario, que el/la niño/a realice con más frecuencia dicha conducta.


Objetivos


1. Establecer unas normas claras y concisas a los niños/as, llegar a un acuerdo en el que ambas partes lo acaten, y ellos/as lo comprendan a su vez.
2. Actuar de inmediato ante su desobediencia.
3. No acceder a las provocaciones de los/as hijos/as desobedientes.
4. No intentar razonar con él/ella cuando desobedece.



Consejo para los padres:



 Siempre que sea posible, en lugar de dar órdenes o hacer preguntas, ofrecer dos opciones para que el niño/a pueda escoger una.


 Evitar darle demasiadas instrucciones a la vez. Es mejor esperar a que obedezca una orden, antes de plantear la siguiente.


 La instrucción debe ser simple, utilizando pocas palabras.


 Utilizar un tono de voz agradable. Es mejor ponerse a la altura del niño/a y mirarle directamente a los ojos.


 Felicitar al niño/a inmediatamente después de que haya hecho algo bueno.


 Establecer rutinas. Le ayudará a obedecer el hecho de tener que hacer cada día lo mismo y a la misma hora.



No hay que olvidar que el objetivo final, es que el/la niño/a aprenda que cuando una regla se rompe, hay una consecuencia negativa, y que una buena conducta tendrá una consecuencia agradable.

Nuestro/a hijo/a ha vuelto a mojar la cama

Es desobediente

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